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Anemia infecciosa felina: ¿Qué son los Micoplasmas?

Muchos de los gatitos con los que compartimos vida, nacieron en la calle o pasaron un periodo de su vida en ella, por lo que pueden haber tenido contacto con algún agente infeccioso o parasitario que en un primer momento no produzca ningún tipo de sintomatología, pero sí pueda hacerlo a las semanas, meses, incluso años desde su llegada a casa, dependiendo del virus, bacteria o parásito que sea. Uno de esos microorganismos patógenos son los micoplasmas, así que ¿te animas a aprender un poquito sobre ellos? ¡Te lo contamos!

¿Qué son los micoplasmas y cómo se transmiten?

Los micoplasmas hemotrópicos o hemoplasmas son pequeñas bacterias gram negativas, que anteriormente se conocían como Hemobartonella felis. La microbiología es una ciencia que está en contínuo estudio y evolución, de ahí que gracias a nuevas técnicas moleculares, hace unos años Hemobartonella felis fuera reclasificada como un micoplasma hemotrópico, y surgieran tres especies diferentes: Mycoplasma haemofelis, Candidatus Mycoplasma haemominutum y Candidatus Mycoplasma turicensis, responsables de la anemia infecciosa felina. La especie más patógena es Mycoplasma haemofelis, quien produce anemias hemolíticas graves en gatos perfectamente inmunocompetentes, mientras que las otras dos especies solo producen anemia en gatos con inmunosupresión.

En cuanto a su transmisión, se considera a las pulgas el principal vector implicado, aunque también puede producirse el contagio por picadura de garrapatas. Además, también están implicadas las interacciones sociales, fundamentalmente las mordeduras entre gatos, y se conoce que también puede transmitirse mediante transfusiones sanguíneas.

La enfermedad que producen: Anemia infecciosa felina

Los gatos pueden desarrollar anemia, es decir, una disminución del número normal de glóbulos rojos o eritrocitos en sangre, debido a diferentes causas: hemorragia, infecciones víricas, inflamación crónica, ingestión de tóxicos, y cómo no, por la causa que estamos tratando en este caso: infección por micoplasmas. Estas pequeñas bacterias se adhieren a la superficie de los eritrocitos produciendo un daño directo en su membrana, lo que hace que la vida de estas células sanguíneas sea menor de lo normal. La consecuencia es la destrucción de los glóbulos rojos o hemólisis, generando una anemia hemolítica.

Esta enfermedad tiene un periodo de incubación durante el cuál no hay sintomatología clínica, seguido de una fase aguda de la enfermedad (aparecen los signos clínicos), una fase de recuperación y una fase de portador. Además, es importante saber que pueden existir coinfecciones con otros patógenos, como el virus de la leucemia felina, el de la inmunodeficiencia felina, o el de la peritonitis infecciosa, que pueden agravar el cuadro, o reactivar la enfermedad en el caso de los animales portadores. En los animales jóvenes es más frecuente que la enfermedad se desarrolle de manera grave, debido a que su sistema inmune es aún inmaduro, así como en los gatos machos no esterilizados que tienen acceso al exterior, debido a las peleas con otros gatos y la mayor predisposición a las coinfecciones.

¿Qué síntomas presentan los gatos con anemia infecciosa felina?

Un gato infectado puede permanecer asintomático durante cierto tiempo, pero cuando se produce el cuadro de anemia los signos clínicos más habituales son: mucosas pálidas o amarillas, depresión, pérdida de apetito, debilidad, fiebre intermitente, deshidratación, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, pérdida de peso,…

¿Cómo se diagnostica y cuál es su tratamiento?

Si se sospecha de la presencia de micoplasmas, se puede realizar su identificación mediante un frotis de sangre. El veterinario utilizará una pequeña muestra de sangre para visualizarla al microscopio, y buscará en ella la presencia de esta bacteria. Esta técnica no es muy fiable, ya que requiere de experiencia y además, aunque exista una infección por micoplasmas, pueden no detectarse en el frotis. Así, actualmente el método de elección para el diagnóstico de la infección por micoplasmas es la prueba de PCR.

En cuanto al tratamiento, es necesario el uso de antibióticos siendo la doxiciclina el de elección, durante al menos cuatro semanas. Dependiendo de la gravedad del cuadro clínico, puede ser necesaria la hospitalización y el mantenimiento con fluidoterapia, y en los casos más graves de anemia, será necesario realizar una transfusión sanguínea.

Hay que tener en cuenta que, aunque con el tratamiento desaparezca la anemia y el gato se cure, en la mayoría de los gatos la infección permanece latente y puede volver a aparecer ante el desarrollo de otra patología, neoplasias, la infección por otro patógeno o cualquier causa que produzca inmunosupresión. Los gatos portadores, además, pueden seguir transmitiendo la enfermedad a otros gatos.

¿Se puede prevenir?

Si queremos evitar que nuestro compañero felino se infecte, debemos tener especial cuidado si vivimos en un entorno rural o nuestro gato tiene acceso al exterior, ¡también en ciudades! Es importante realizar una buena protección antiparasitaria, con productos que eviten la picadura de pulgas y garrapatas, así como esterilizar a nuestro compañero gatuno para evitar peleas territoriales con otros gatos, y la conducta reproductiva.

¿Conocías esta enfermedad de los gatos? ¿Sabías que hay que tenerla en cuenta cuando llegue a consulta un gatito con anemia?

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