fbpx
Epilepsia canina, ¿qué debemos saber sobre ella?

Por ello, es necesario conocerla para así dejar el miedo a un lado y poder ayudar a nuestro compañero de vida de la mejor manera. ¿Quieres saber más sobre esta patología? ¡No te pierdas este artículo!

¿Qué es la epilepsia y cuál es su causa?

La epilepsia es una compleja enfermedad cerebral en la que se produce una repentina y anormal actividad neuronal, que provoca las convulsiones.

Es importante saber que todas las epilepsias son síndromes convulsivos, pero no todos los síndromes convulsivos son epilepsias. Esto quiere decir que una convulsión no siempre tiene un origen cerebral, sino que podemos estar ante otra causa. como una hipoglucemia.

Dentro de la etiología de la epilepsia podemos encontrar causas orgánicas, siendo posible detectar una lesión física que justifique la sintomatología, como malformaciones congénitas a nivel cerebral, un traumatismo craneal, encefalitis, accidentes vasculares, neoplasias, etc. En este caso hablamos de epilepsia secundaria o sintomática.

Puede ocurrir también que no encontremos nada físico que justifique el cuadro convulsivo, de tal manera que se habla de epilepsia primaria o idiopática. En este caso el animal está sano, y suele iniciarse entre el año y los 5 años de edad. Se asocia a diversas razas como el Labrador, Golden retriever, Cocker Spaniel, San Bernardo, Setter, y tiene una base genética.

Por otro lado, también pueden aparecer convulsiones como consecuencia de una intoxicación o de un problema metabólico subyacente que altera la normal actividad neuronal (hipoglucemia, shunt porto-sistémico, etc..).

Fases de un ataque epiléptico

La primera fase del episodio epiléptico se denomina pródromo, y es el momento previo al inicio de la crisis epiléptica. Pueden producirse cambios en el comportamiento, ya que el animal presiente que algo le va a suceder. La fase de aura es el inicio de la crisis, pero puede ser difícil reconocerla. El ictus o periodo ictal es la convulsión en sí misma, siendo la fase en la que se producen los movimientos involuntarios, y pudiendo durar más o menos tiempo. Por último está la fase de recuperación o período post ictal, en la que el animal se mostrará desorientado.

Durante el conjunto del episodio, existirá una combinación entre la disminución del nivel de consciencia, una mayor o menor alteración de la actividad motora, y una alteración del sistema nervioso que provoque micción, defecación, o babeo.

¿Qué pasos hay que seguir para llegar al diagnóstico?

Cuando aparece la primera convulsión, hay que acudir al veterinario y comenzar una serie de pruebas que nos ayuden en el diagnóstico, entre ellas se realizan: exploración física y neurológica, análisis de sangre completo, radiografías, ecografías, análisis del líquido cefalorraquídeo, resonancia magnética, etc.

En cuanto al tratamiento, dependerá de si encontramos una causa física o no. Si se producen varias crisis seguidas en el tiempo, en ambos casos el tratamiento requerirá del uso de anticonvulsivantes, y además si existe una causa orgánica, será fundamental tratar esa causa concreta que está produciendo la epilepsia.

En ocasiones, no es necesario instaurar un tratamiento, ya que no se producen crisis de manera continuada. Normalmente requiere de tratamiento con antiepilépticos, como el fenobarbital, cuando se produce más de una crisis al mes. o cuando hay crisis en rachas, lo que se conoce como status epilepticus. Este último caso es una emergencia médica, ya que pone en peligro la vida del animal al poder producir daño neurológico.

¿Qué tengo que hacer si mi perro o gato sufre un ataque epiléptico?

Puede ser difícil, pero mantener la calma es fundamental. No debemos ponernos nerviosos, si no estar tranquilos para así poder ayudar a nuestro mejor amigo. Si vemos que durante la crisis puede golpearse con algún objeto, debemos retirar de su alrededor todo lo que pueda resultar peligroso, incluso colocar rápidamente un cojín o algo blandito que amortigüe los golpes. Evita acercar las manos a su boca en este momento, ya que podrías recibir un mordisco involuntario por parte de tu amigo.

Por otro lado, para que el veterinario tenga toda la información posible sobre el ataque, es recomendable grabarlo, así se determina la duración de la crisis convulsiva, el tipo de convulsiones, etc. No te asustes si tu perro o gato babea, orina o defeca, es normal.

En algunos casos, el veterinario puede indicarnos el uso de diazepam rectal para detener la crisis, pero normalmente es solo cuestión de segundos o pocos minutos que las convulsiones cesen por sí solas. Eso sí, no olvides que tu mejor amigo necesitará acudir lo más pronto posible a la clínica veterinaria para evaluar su estado.

¿Qué sabías sobre la epilepsia en nuestros mejores amigos? ¿Te ha resultado útil la información? ¡Cuéntanos!

aquielvideo