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Ingestión de cuerpos extraños: ¿Por qué son peligrosos para perros y gatos?

En ocasiones, el objeto ingerido sigue su curso por el aparato digestivo y es expulsado con las heces sin ningún problema, pero en otros casos puede quedar alojado en alguno de los órganos digestivos y producir un cuadro grave para el animal. Este caso es una situación de urgencia y rápidamente debemos acudir a la clínica veterinaria.

Os contamos a continuación aspectos importantes a saber sobre esta patología de nuestros compañeros animales, ¡no os lo perdáis!

Lo primero de todo, ¿a qué llamamos cuerpo extraño?

En medicina, ya sea humana o animal, se define como cuerpo extraño a cualquier elemento ajeno al ser vivo que se introduce por los orificios naturales, ya sea ojos, oídos, nariz, boca, incluso que penetra en la piel, e impide el normal funcionamiento de los órganos afectados o crea algún tipo de lesión asociada a su presencia. Así, nuestros animales pueden padecer una herida por cuerpo extraño, como cuando se clavan un palo o un cristal, una otitis o conjuntivitis por cuerpo extraño, como ocurre con frecuencia en verano por las espigas, o una ingestión de cuerpo extraño, que es el tema que vamos a tratar en este caso.

Especialmente en el caso de los perros, los objetos que pueden ingerir son muchísimos pero algunos de los más frecuentes son: piedras, palos, pelotas, huesos, calcetines, monedas, juguetes, cuerdas, chupetes, incluso su propia correa o arnés. En los gatos se observa con más frecuencia la ingestión de hilos, agujas, gomas, cuerdas, monedas o botones. Aun así, cualquier objeto que tengamos en casa, o que puedan coger de la calle, corre riesgo de ser ingerido, así que si nuestro perro o gato tiene tendencia a coger cosas, debemos evitar dejarlas a su alcance. Si todo va bien, y el objeto es pequeño, sin bordes puntiagudos que puedan dañar la mucosa digestiva a su paso, y es expulsado con las heces sin problema, puede que ni seamos conscientes de que el animal había ingerido algo hasta que veamos los restos en ellas. En otros casos en que sí existe daño a nivel digestivo, con obstrucción o incluso perforación de algún tramo, notaremos que nuestro perro o gato no se encuentra bien y ¡tendremos que ponernos en alerta!

¿Qué podemos observar si se produce una obstrucción por algún objeto?

Los signos clínicos y problemas asociados al cuerpo extraño variarán dependiendo del tiempo de permanencia en el cuerpo del animal, su localización, el grado de obstrucción que provoca, incluso del propio material del cuerpo extraño. Así, podemos observar hipersalivación, disfagia, náuseas, pérdida de apetito, deshidratación, tos, vómitos, diarrea, estreñimiento, dolor abdominal, apatía,… Estos mismos signos clínicos pueden presentarse por muchas otras causas, pero siempre que nuestro perro o gato tenga alguno de ellos, debe ser motivo para acudir a la clínica veterinaria.

¿Cómo se llega al diagnóstico?

Lo primero es realizar una exploración física completa, gracias a la cual podemos incluso detectar el cuerpo extraño, como en el caso de gatos que ingieren hilos, y estos se quedan alrededor de la base de la lengua. Si alguna vez le pasa esto a tu compañero gatuno, ¡no tires del hilo! ya que parte puede haber quedado adherido a la mucosa y podemos hacer algún desgarro, siempre acude a la clínica veterinaria. Seguido a ello, es necesario realizar pruebas de imagen, como la radiografía y ecografía, y dependiendo de cómo se encuentre el animal es recomendable realizar también una analítica de sangre. En las radiografías muchas veces podemos visualizar perfectamente el cuerpo extraño, sobre todo en el caso de objetos radiopacos como monedas, alfileres o anzuelos, en cambio si el objeto ingerido es un hilo o un calcetín, difícilmente podremos verlo. Aunque no se vea el cuerpo extraño en sí, los hallazgos en la radiografía pueden permitirnos intuirlo debido a las consecuencias que produce la obstrucción, como es la acumulación de líquido y gas alrededor del cuerpo extraño, o en el caso de cuerpos extraños lineales, como hilos, se vería la imagen de intestino plicado o fruncido con las asas intestinales plegadas unas con otras en forma de acordeón. Si con la radiografía simple no se llega a un diagnóstico, la ecografía o una radiografía de contraste suelen ayudar a localizar el cuerpo extraño.

¿Cirugía? ¡No siempre!

Aunque es habitual que la extracción de cuerpos extraños se realice mediante cirugía, dependiendo del cuerpo extraño que sea y de su localización, puede ser necesaria únicamente una endoscopia. Cuando esta no es posible, el cirujano procederá a la apertura de la cavidad abdominal y del órgano afectado, siendo necesaria una gastrotomía en el caso del estómago, o una enterotomía si es el intestino. En ocasiones, puede ser tan grave el daño producido por el objeto que es necesario eliminar parte del órgano afectado, incluso puede haberse producido perforación y peritonitis, lo que aumenta el riesgo durante la cirugía y pone en peligro la vida del animal. Si no ha habido complicaciones y el animal se encontraba en buen estado previo a la cirugía, la recuperación suele ser rápida, en otros casos es necesaria la hospitalización durante varios días. Poco a poco se va introduciendo el alimento, comenzando por dietas fácilmente digestibles en pequeñas cantidades, y durante varias veces al día, hasta que pueda volver a su alimentación habitual.

¿Alguna vez has tenido que llevar a tu perro o gato al veterinario por comerse algo que no debía? Aunque intentemos quitar todo lo posible de su alcance, es verdad que en un descuido pueden darnos un susto, lo que hace que en el día a día de la clínica veterinaria sea una de las consultas más habituales. Ya sabes, lo mejor es prevenir y en el caso de que sospeches, ¡acude lo más rápido posible a la clínica!

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