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La extracción de sangre: Un básico del día a día del auxiliar clínico veterinario

Así, es fundamental que los auxiliares veterinarios estén familiarizados con el material necesario para realizar la extracción, la vena más adecuada, la técnica, así como conozcan el manejo del paciente.

Vamos a hacer una revisión general de los aspectos más importantes a los que nos enfrentamos en el momento de tener que obtener una muestra de sangre de perros y gatos, ¿te apetece repasar con nosotros? ¡No te lo pierdas!

La elección de la vena

En nuestros animales, son tres las venas que suelen utilizarse para la extracción de sangre: la vena cefálica, la yugular y la safena. Elegir una u otra depende del animal en sí, ya que el tamaño o el carácter del animal puede condicionar la extracción, también del propio veterinario o auxiliar veterinario, de si ya hemos utilizado alguna de esas venas y necesitamos volver a extraer sangre de otra, etc.

La vena cefálica, que se encuentra en las extremidades anteriores, es la más utilizada de forma general. El animal se coloca en decúbito esternal, y con ayuda de otra persona, se inmoviliza para evitar que se mueva. El compresor se coloca encima del codo, se extiende la pata hacia delante, se desinfecta la zona con alcohol, en algunos casos previamente se rasura la zona, se palpa la vena, se inmoviliza con el dedo, y con la otra mano se introduce la aguja con el bisel hacia arriba en un ángulo de unos 45 grados.

Para la extracción en vena yugular, la posición del animal también es decúbito esternal, pero en este caso es necesario estirar el cuello y girarlo un poco hacia el lado contrario del que vayamos a utilizar. Es muy importante la inmovilización de la cabeza con el brazo, y con el otro rodear el pecho del animal para evitar que mueva las extremidades anteriores. Se comprime manualmente la zona inferior del cuello hasta palpar la yugular, se echa alcohol para desinfectar y visualizar mejor la vena, se palpa y se introduce la aguja, ya acoplada con la jeringa, con el bisel orientado hacia arriba. Esta vena suele ser de elección en animales pequeños, ya que al ser de mayor calibre resulta más rápida, cómoda y permite una mejor contención del animal.

Por último, en el caso de la vena safena, el animal se coloca en decúbito lateral y una vez tumbado se sujetan las patitas delanteras y, las traseras se quedan apoyadas sobre la mesa para impedir que se incorpore, el compresor se coloca por encima de la rodilla, se sujeta la vena, e igual que en el resto de casos, se desinfecta y se introduce la aguja con el bisel hacia arriba. Esta vena es muy móvil, por lo que la extracción es más difícil y no suele utilizarse frecuentemente.

En todos los casos, después de obtener la muestra de sangre, se extrae la aguja suavemente, a la vez que se descomprime la zona, y se presiona sobre el sitio de punción con una gasa, para evitar hematomas.

Prepara las herramientas necesarias previamente

Antes de la extracción, debemos tener preparados todos los materiales que vamos a utilizar. El material básico para la extracción de sangre consta de agujas de calibre adaptado al tamaño del vaso que vayamos a utilizar, jeringas de capacidad acorde a la aguja, alcohol, gasas, compresor, guantes, tubos para recoger la sangre, venda cohesiva, y un rotulador para identificar las muestras. Esta preparación previa no es solo para que tengamos todo a mano, si no que a la hora de la extracción, es importante ser rápidos y precisos, para evitar al animal el máximo estrés y manipulación posibles. El estar subidos en la mesa, inmovilizados, fuera de su entorno habitual, con gente desconocida, etc no les suele resultar agradable, así que siempre debemos tenerlo en cuenta y ofrecer a nuestros pacientes la experiencia más positiva posible. Si no tiene que entrar a quirófano y puede comer,… ¡No te olvides de ofrecerle alguna chuche después!

Dependiendo de para qué necesitemos la muestra, utilizaremos tubos diferentes, que están señalizados mediante tapones de colores, así que es esencial estar familiarizados con ellos. Por ejemplo, los tubos con tapón rojo no contienen nada en su interior, y se utilizan para pruebas serológicas y bioquímicas, el de tapón morado contiene EDTA, que es un anticoagulante, y se utiliza para hemograma, pero no para bioquímica. El tapón verde contiene heparina, otro anticoagulante, y se utiliza normalmente para bioquímica… Seguro que te suenan todos ellos, ¿a que sí? Hay más tipos de tubos, pero ¡ya los irás conociendo!

¿Qué problemas podemos encontrarnos durante la extracción de sangre?

No siempre es fácil obtener la muestra de sangre a la primera. En ocasiones, puede que no localicemos correctamente la vena, lo que ocurre con frecuencia en animales que presentan hipotensión. También depende del paciente: animales muy nerviosos y que se mueven mucho no lo ponen fácil, ¿verdad? Por si acaso tenemos que incidir varias veces sobre el vaso, es importante comenzar por la zona más distal, para que en caso de no conseguirlo, quede más recorrido de la vena por encima, y tengamos otra oportunidad para obtener la muestra.

Otro problema que puede surgir es la flebitis, inflamación de la vena, o la aparición de hematomas. Para evitarlo, es importante elegir correctamente el calibre de la aguja, y presionar después de la extracción.

Las muestras pueden verse alteradas por el material que utilicemos, por ejemplo, una aguja de pequeño calibre con una jeringa de gran volumen, muy probablemente produzca la rotura de los glóbulos rojos, por lo que la muestra no será la adecuada para su estudio, así que siempre debemos elegir el material correctamente.

Cuéntanos, ¿te has enfrentado ya al reto de extraer sangre a algún paciente? ¿Qué tal ha ido la experiencia? Con un poco de práctica, ¡ya verás cómo se convertirá en uno de tus momentos favoritos del día a día en la clínica veterinaria!