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La “vuelta al cole” de nuestros perros

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La “vuelta al cole” de nuestros perros.Días de playa, montaña, río, de visitar otras ciudades, de camping, de desconectar en el pueblo, escapadas con amigos, ratitos con la familia,… cada uno ha disfrutado de unas merecidas vacaciones a su manera, pero si hay algo en común es que nos olvidamos de la rutina, de los horarios, y pasamos unas semanas bastante diferentes a lo habitual.

Ese ambiente distendido a los humanos nos viene genial, y a nuestros animales también, ya que les permite disfrutar de nuestra compañía durante más horas al día, pero debemos estar muy atentos y ser previsores, ya que cuando llega Septiembre, la vuelta a casa puede suponer algún que otro problema.

El perro, amante de la rutina.

Las personas deseamos perder la rutina de vista, olvidar el reloj y las obligaciones durante una temporada nos resulta liberador, pero para nuestros compañeros perrunos no es así.

Los perros agradecen tener horarios: levantarse, después dar un paseo, luego saben que les toca comer, echarse una siesta, un rato de juegos, otro paseo, la cena, etc… saben qué esperar de cada momento del día, así que no hay estrés por lo que vendrá. Aún así, esto no significa aburrimiento para ellos, para eso estamos nosotros, para ofrecerles siempre estímulos nuevos y momentos divertidos, pero siempre bajo su “orden de perro”.

En cambio, cuando llegan las vacaciones todo se desbarajusta y, aunque no suele suponer mucho problema para ellos al ganar en tiempo compartido con nosotros, debemos ser conscientes de que puede haber algún cambio de comportamiento totalmente justificado por las nuevas circunstancias.

Por este motivo, podemos encontrarnos con algunos “problemillas” una vez volvemos al día al día, ¿cuáles son los más frecuentes?

Pérdida de hábitos higiénicos.

Durante las vacaciones desaparecen los horarios fijos, esa flexibilidad puede provocar que nuestro perro orine o defeque dentro de casa en alguna ocasión. Si esto ocurre, para nada hay que regañarle, debemos darle tiempo para retomar el nuevo horario y ayudarle intentando salir a la calle varias veces al día, y premiarle cuando haga sus necesidades, hasta que vuelva a fijar el hábito. Sabemos que los perros son muy inteligentes, ¡no les costará demasiado acostumbrarse!

Hiperactividad.

Seguro que tu perro no ha escatimado en correr, jugar, salir al parque, estar con sus amigos perrunos, etc. Durante las vacaciones, los días son una continua fiesta para él y llegar a casa y no poder seguir derrochando energía… ¡se hace duro!. No podemos pretender que de repente nuestro perro sea el más tranquilo del mundo, seguirá demandando actividad y aunque no se pueda ofrecer igual que en las semanas anteriores, debemos seguir dedicándole tiempo, buscando actividades que le gusten, nuevos juguetes interactivos y retos, etc.

Demanda de atención.

Pasar tiempo con nosotros les encanta, y es cuando no trabajamos cuando podemos dedicarnos a nuestros compañeros de vida al cien por cien. Volver a casa significa que en breve nuestro ritmo de vida nos impedirá estar con ellos tanto como desearíamos, siendo habitual que reclamen nuestra atención, cuando muchas veces no se la podemos dar al tener que cumplir nuestras obligaciones de humanos.

El vínculo que tenemos con nuestro perro es muy preciado, aunque tu tiempo de ocio se reduzca, haz un esfuerzo y saca tiempo para él, ¡nunca descuides vuestra relación!

Ansiedad por separación.

Tras haber sido inseparables durante el verano, a nuestro perro le toca quedarse solo. Hay perros más sensibles a la soledad que otros, así que para intentar que nuestra ausencia no les suponga ansiedad ni altere su bienestar, debemos ir habituándole a la nueva situación poco a poco. Los síntomas de esta ansiedad son ladridos, aullidos, lloriqueos, romper objetos, arañas puertas o paredes, orinar o defecar en casa, etc… y todos son perjudiciales para el animal al no permitir su descanso y mantenerle continuamente estresado.

Para ello, debemos volver a acostumbrarle a quedarse solo, sin esperar a que ese momento sea cuando estamos fuera de casa 8 o 12 horas, si no que podemos ir haciendo salidas de forma gradual, y aumentando poco a poco la duración. Normalmente podremos solucionarlo solos, pero si vemos que la situación persiste, es importante acudir a un profesional.

¿Podemos hacer algo para prevenir estos comportamientos?

¡Por supuesto! Sabemos que es inevitable que el horario de verano sea un poco más “loco”, pero para ayudar a nuestro perro, podemos intentar mantener dentro de lo posible las rutinas habituales durante la época estival, así no será un volver a empezar en Septiembre, si no un simple reajuste.

Además, podemos planificar nuestro regreso de tal manera que pasemos unos días en casa con nuestro perro antes de empezar a trabajar, así no es un cambio tan brusco y seguro que es de gran ayuda para nuestro mejor amigo.

Ante todo, no olvides que tu perro también es sensible a los cambios y necesita un periodo de adaptación post-vacacional, así que necesitará de tu paciencia y comprensión para afrontar esta “vuelta a la realidad”.

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