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Las pulgas, esos pequeños enemigos de nuestros animales

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En un artículo anterior ya os hablamos de las garrapatas y las enfermedades que pueden transmitir, así que hoy os vamos a contar un poquito más de otra especie temida: las pulgas.

¿Cómo son las pulgas?

Las pulgas son insectos sin alas, aplanados lateralmente, de apenas 1 a 6 mm de tamaño, con un tercer par de patas robustas gracias a las cuales pueden saltar, y unas piezas bucales diseñadas para perforar la piel e ingerir sangre.

Durante su ciclo biológico pasan por diferentes fases: huevo, larva, pupa, ninfa y adulto, siendo la duración de este ciclo variable (de unos 20 días a varios meses) dependiendo de las condiciones del ambiente en el que se encuentran. Esto es así porque la fase de pupa tiene la capacidad de permanecer “dormida” ante condiciones climáticas desfavorables durante meses, y cuando llega el buen tiempo y tienen la supervivencia asegurada, las pulgas adultas emergen y buscan activamente un hospedador. La única fase que necesita sangre para sobrevivir es la adulta, y en el caso de que no puedan alimentarse, las pulgas sobreviven apenas unos días.

Aunque lo que solemos ver son los adultos sobre el cuerpo del animal, debemos saber que si nuestro animal está infestado, los huevos y los estadios inmaduros se encontrarán cerca de sus zonas de descanso: el suelo, la cama, las alfombras, etc, y es fundamental para eliminar el ciclo de reproducción al completo, actuar sobre estas fases.

A diferencia de otros parásitos como los piojos, las pulgas son muy poco específicas de hospedador, por lo que pueden saltar de un perro a un gato, a un ave, etc… incluso a nosotros los humanos, y “picarnos”.

¿Qué enfermedades pueden transmitir?

Además de la reacción normal a la picadura, el picor, posibles infecciones secundarias, o la anemia en casos de una infestación severa, las pulgas pueden ser vectores de patógenos.

La especie más común en nuestros animales es Ctenocephalides felis (gato) y canis (perro), siendo la primera transmisora de las bacterias que producen rickettsiosis y bartonellosis (enfermedad del arañazo del gato), y tanto C. felis como canis intervienen además en el ciclo de transmisión de la tenia Dipylidium caninum, así la aparición de este parásito puede ser un indicador importante de una infestación por pulgas actual o reciente.

Dermatitis alérgica a la picadura de pulga (DAPP)

En algunos animales se puede producir una respuesta alérgica a la saliva de la pulga, ya que esta contiene al menos 15 componentes potencialmente alergénicos.

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Los síntomas más frecuentes de esta hipersensibilidad son prurito, más o menos intenso, enrojecimiento de la piel y costras, provocadas por el propio animal al lamerse, morderse o rascarse por el picor, y zonas sin pelo. Las lesiones suelen aparecer en la región dorsolumbar, base de la cola, cara, cuello, axilas, ingles o espacios interdigitales. Además, resulta tan molesto para el animal, que incluso podemos notar falta de apetito, estrés, nerviosismo, decaimiento o tristeza.

¿Cómo podemos detectar si nuestro perro tiene pulgas?

Si el número de pulgas presentes en el perro es bajo, encontrarlas entre el pelo puede ser difícil. Si hay bastante cantidad, y además el manto del animal es corto, blanco o de color claro, podemos detectarlas a simple vista.

Si no las vemos, pero creemos que pueden estar, existe un método para afirmar su presencia, que es mediante la detección de las heces de pulgas. Tras cepillar a nuestro animal, podemos colocar sobre un papel blanco humedecido el material que se desprende del cepillo, y las manchas negras, que son las heces de pulga, aparecerán rodeadas de un halo rojo de sangre sin digerir.

¿Cómo podemos eliminar las pulgas?

Si nuestro perro o gato tiene pulgas, pero no recibe tratamiento, será una fuente de infestación para otros animales, nosotros mismos, y además propiciará la contaminación del medio ambiente con la caída de los huevos desde su propio cuerpo.

Las pulgas se adaptan bien al ambiente de las casas: la calefacción, las alfombras, lugares con poca luz, etc fomentan su desarrollo, así que no solo debemos tratar a nuestro animal con los productos que nos indique el veterinario, si no que también es fundamental eliminarlas de cada rincón del hogar:

No olvides que frente a los parásitos el mejor tratamiento es la prevención, así que recuerda mantener a tu mejor amigo protegido con el producto antiparasitario idóneo para él.