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Los antibióticos salvan vidas, ¡pero también pueden impedir la curación!

Estos fármacos son bien conocidos por la población general, ya que su utilización en medicina es bastante frecuente, pero no debemos olvidar que únicamente debemos tomarlos en ocasiones en que realmente los necesitemos, y siempre previa prescripción de nuestro médico.

A nivel de salud pública, cada vez hay más preocupación por las consecuencias negativas del uso inadecuado de estos medicamentos, y por ello, es importante recordar cuándo, por qué y de qué manera debemos utilizar los antibióticos, no solo en medicina humana, también en veterinaria.

¿Qué son y para qué sirven los antibióticos?

Los antibióticos son fármacos que se utilizan para prevenir y tratar las infecciones bacterianas. Su historia comienza en 1928 con el descubrimiento de la penicilina gracias a Alexander Fleming, y hoy en día son muchísimos los tipos y compuestos diferentes que se utilizan en la lucha contra las bacterias. No todas las bacterias son iguales, difieren en su forma, composición genética, presencia de estructuras de defensa contra determinados antibióticos, mayor o menor capacidad de vivir en determinadas condiciones ambientales, etc, por ello es necesaria la existencia de tantos antibióticos diferentes, de tal manera que según la bacteria que se quiera eliminar, se elija un compuesto u otro.

Dentro de los antibióticos, algunos son de uso más general como la amoxicilina, de ahí que seguro que conoces este compuesto. Otros en cambio son antibióticos a evitar, y se utilizan solo cuando otros antibióticos más comunes no han funcionado en la lucha contra una infección concreta.

Es importante recordar que los antibióticos no tienen efecto frente a los virus, por eso cuando estamos resfriados o tenemos gripe, no debemos tomar antibióticos para intentar curarnos, salvo complicación bacteriana severa y que nuestro médico así lo considere. Si utilizamos determinados medicamentos cuando su uso no es necesario, fomentamos que cuando realmente necesitemos de su ayuda, no nos haga el efecto deseado.

Pero no solo es un problema en salud humana, también en salud animal. Nuestros animales también se resfrían, tienen diarreas, etc, y no debemos recurrir a los antibióticos como primera opción, y menos aún sin prescripción veterinaria. ¡No debemos automedicarnos, ni medicar a nuestros animales con lo primero que encontremos en casa!

¿Qué significa la resistencia a antibióticos?

Por ese uso inadecuado de los fármacos antibacterianos que hemos comentado, cada vez es más preocupante la resistencia a los antibióticos, siendo una amenaza real para la salud mundial y la seguridad alimentaria.

En ocasiones este concepto de resistencia no se entiende bien, y es importante saber que no son las personas o animales las que se vuelven resistentes a la acción de un fármaco, si no que son las propias bacterias las que desarrollan esa característica.

Algunas bacterias son resistentes de forma natural a los antibióticos, pero otras van a desarrollar esa resistencia a los antibióticos al adquirir genes de otras bacterias que se han vuelto resistentes, o porque sus propios genes sufren mutaciones. Los genes que codifican la resistencia a los medicamentos pueden pasar a las siguientes generaciones de bacterias, o incluso a veces a otras especies de bacterias.

Las bacterias resistentes pueden transmitirse de persona a persona, pero también de los animales a las personas. Los animales de granja también reciben tratamientos antibacterianos, por lo que a través de los alimentos o el medio ambiente, podemos adquirir igualmente esas bacterias.

El hecho de que cada vez más bacterias no sufran daño ante los antibióticos, supone que infecciones como una neumonía, salmonelosis, tuberculosis, etc que antes se trataban con facilidad, supongan hoy en día un reto, y haya más dificultad para combatir a los agentes causales. Esto supone estancias hospitalarias más largas, y en los casos más graves incluso el fallecimiento de, se estima, unas 3000 personas al año solo en España.

¿Qué podemos hacer para disminuir este problema?

Todos estamos conectados, así que cada gesto de responsabilidad individual es importante para el global de la población humana y animal. Es importante que tanto nosotros como nuestros animales, solo tomemos antibióticos cuando los prescriba un médico o veterinario, y además seguir siempre sus indicaciones sobre la duración del tratamiento, dosis, etc. Una de las formas más habituales de creación de resistencias es no completar el tratamiento antibiótico hasta el final, aunque a mitad del tratamiento empecemos a sentirnos mejor, nunca debemos modificar la pauta indicada por el médico o veterinario, si no completarla en su totalidad. Además, si alguna vez nos ha sobrado algún antibiótico, no debemos utilizarlo sin antes consultar con un profesional sanitario que considere que lo necesitamos en ese momento.

Los antibióticos salvan millones de vidas, pero si no los utilizamos correctamente podemos llegar a un punto en que la gran mayoría hayan perdido su efectividad y nuestra salud y la de nuestros animales se vean realmente comprometidas. Son nuestra única herramienta para luchar contra las bacterias, así que ¡debemos cuidarla bien y ser responsables!

Cuéntanos, ¿conocías esta problemática respecto al uso inadecuado de antibióticos? ¡Expande la información para que cada vez exista más concienciación!

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