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¿Mi perro bebe suficiente agua? ¿Cuánta debería tomar?

El agua es el componente mayoritario del cuerpo: un 70% de nuestro peso es agua y gracias a ella se pueden poner en marcha funciones indispensables como el transporte de nutrientes y oxígeno a las células, regulación de la temperatura, absorción de nutrientes, lubricación de las articulaciones, eliminación de desechos a través de la orina o el sudor, e interviene en muchas funciones más.

Con las altas temperaturas, somos aún más conscientes de lo mucho que necesitamos este elemento para vivir, ¡nos pasamos el día bebiendo! Ese aumento de la ingesta de agua por el calor podemos notarlo también en nuestros animales pero, ¿sabías que algunas patologías pueden cursar con una modificación de la ingesta normal de agua? ¿Cuánta agua deberían tomar nuestros perros y gatos? ¿Cómo podemos saber si están deshidratados? ¡Os lo contamos a continuación!

Requerimientos de agua en perros y gatos sanos

En general, se estima que la cantidad de agua diaria que ingiere un perro sano varía entre los 30 y 100 ml por kilo de peso. En gatos esa cantidad es de unos 45 ml por kilo al día.

En la cantidad de agua ingerida no solo influye el tamaño y la edad del animal, también la alimentación, el ambiente en que se encuentre, la época del año, si hace más o menos ejercicio, etc. Por ejemplo, animales que se alimentan únicamente de comida seca, beberán más agua que otros que toman alimento húmedo, e igualmente no será lo mismo el consumo de agua en verano que en invierno. Aunque todos estos factores pueden influir en la ingesta de agua, un animal sano siempre verá compensada sus pérdidas de agua (orina, jadeo, heces, etc) con su consumo.

Algunas patologías cursan entre sus síntomas con un mayor consumo de agua, así que si lo detectamos en nuestro perro o gato, debemos acudir a la clínica veterinaria lo antes posible.

Causas de una mayor ingesta de agua

Son varias las enfermedades que pueden hacer que nuestro perro o gato beba más de lo habitual, siendo algunas bastante frecuentes.

Cuando hay enfermedad renal, el volumen de orina es mayor, por lo que para compensar aumenta la ingesta de agua. En el caso de la diabetes, el exceso de glucosa que no queda almacenada en el páncreas por la deficiencia de insulina, se elimina en la orina arrastrando a su vez al agua, e igualmente existe un aumento del agua ingerida para compensar las pérdidas. Otras enfermedades en las que nuestros animales beben más son el síndrome de Cushing, o en infecciones graves como la piometra.

Porcentajes de deshidratación y síntomas

Sea por un aumento de la pérdida de líquido corporal, como en diarreas o vómitos constantes, o por una disminución del agua que entra al organismo, nuestros animales pueden presentar deshidratación.

Cuando un animal está deshidratado, podemos observar en él signos físicos que nos hacen sospechar: la piel pierde flexibilidad, las mucosas están más secas y aumenta el tiempo de relleno capilar, los ojos pueden parecer más hundidos, disminuye el volumen de la orina y es más oscura, el pulso es más débil, aumenta el jadeo y el ritmo cardiaco, etc.

En la exploración clínica habitual hay una prueba que nos ayuda a determinar si un animal está deshidratado, y de ser así, en qué porcentaje: la valoración del pliegue cutáneo. Se coge con los dedos un pliegue de piel, normalmente de la zona interescapular, lo soltamos, y tras ello debería volver a su posición normal en pocos segundos si el animal está bien hidratado. De no ser así, ese pliegue estaría menos flexible, y quedaría “arrugado” tardando más tiempo del habitual en volver a su estado natural. Aunque con esto tenemos una aproximación del estado de hidratación del animal, hay que saber que animales muy delgados pueden tener un pliegue cutáneo persistente sin estar deshidratados, o al revés, animales que presentan obesidad pueden recuperar la forma del pliegue en poco tiempo aunque estén deshidratados, al ser su piel más elástica.

Dependiendo de lo que podamos observar con el pliegue de piel, hablaremos de diferentes porcentajes de deshidratación. Una deshidratación inferior al 4% no es detectable. Entre el 4 y 6 % sigue siendo difícil de detectar pero ya puede haber una ligera pérdida de elasticidad de la piel. Entre el 8 y el 10% la piel tarda en volver a su posición, el tiempo de relleno capilar está aumentado y las mucosas están secas. En una deshidratación del 10-12% la piel queda “acartonada”, rígida y le cuesta aún más recuperar su posición natural, el tiempo de relleno capilar está aumentado, las mucosas están pálidas, y comienzan los síntomas de shock. En un porcentaje superior al 12% hay shock hipovolémico, pulso débil, disnea, taquicardia, hipotermia, incluso el animal puede estar prácticamente inconsciente, y producirse su fallecimiento.

El agua, siempre al alcance de nuestros compañeros de vida

Nuestros animales deben disponer siempre de agua limpia y fresca para que su organismo esté bien hidratado y pueda realizar sus numerosas funciones vitales correctamente. Especialmente en verano, tenemos que revisar frecuentemente que el agua no falte y además podemos fomentar su ingesta con algunos trucos, como los que os contamos en esta entrada antigua del blog.


Y recuerda, ante cualquier cambio que observes en la cantidad de agua que consume tu perro o gato, ¡acude al veterinario lo antes posible!

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