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¿Sabes cuáles son las principales enfermedades infecciosas de los perros que pueden prevenirse mediante la vacunación?

Las vacunas son preparados antigénicos que contienen microorganismos (vivos atenuados o muertos) o algunas de sus proteínas, y una vez entran en el organismo son capaces de inducir una respuesta inmune protectora y duradera, frente al microorganismo en cuestión. Una vez que la vacuna produce inmunización, si un animal entra en contacto con el agente infeccioso, su sistema inmune podrá reconocerlo y combatirlo de manera eficaz, disminuyendo las probabilidades de desarrollar la enfermedad. En este post anterior del blog os contamos conceptos básicos sobre la vacunación, así que ¡te animamos a leerlo!

Como esta semana se ha celebrado el Día Mundial de la Vacunación Animal, hemos pensado que quizás sea buen momento para hacer un repaso de las enfermedades infecciosas de los perros, para las cuales existe vacunación, y que además se incluyen en el protocolo vacunal básico de cualquier perro.

Algunas enfermedades seguro que las conoces, otras puede que no te suenen tanto, así que te animamos a seguir leyendo y aprender un poquito más sobre la salud de nuestros compañeros de vida. ¡No te lo pierdas!

Moquillo canino

Esta enfermedad también se conoce con el nombre de distemper canino o enfermedad de Carré, y está producida por el virus del moquillo canino, perteneciente a la familia Paramyxoviridae. Es una enfermedad sistémica que afecta a multitud de órganos pudiendo producir signos respiratorios, digestivos, nerviosos e incluso tegumentarios. Aunque puede afectar a animales de cualquier edad, produce signos especialmente graves en cachorros y animales jóvenes no vacunados. La transmisión de este virus se produce vía aerógena a través de aerosoles, pero también por contacto directo con orina u otros fluidos corporales. Como hemos comentado, los cachorros son los que cursan con una enfermedad más grave pudiendo aparecer en ellos fiebre, anorexia, depresión, alteraciones oculares, cuadro respiratorio, diarrea, hiperqueratosis,… pero los signos más graves son los que afectan al sistema nervioso, como rigidez cervical, convulsiones, ataxia,… Los animales que sobreviven a la infección pueden tener secuelas neurológicas permanentes, ya que no existe una cura definitiva para la enfermedad.

Parvovirosis

Está causada por un parvovirus, el cual tiene preferencia para infectar células en rápida división, como las del intestino, la médula ósea y el miocardio. Es un virus muy contagioso, que resiste durante mucho tiempo en el medio ambiente.

El contagio se produce vía oral, al estar en contacto con restos fecales de un perro infectado. Es un virus altamente resistente en el medio ambiente, siendo los signos que deben ponernos en alerta: letargia, anorexia, fiebre, pérdida de peso, vómitos, dolor abdominal, diarrea hemorrágica, deshidratación,… Tiene una alta tasa de mortalidad en cachorros, por lo que es fundamental evitar la infección mediante la vacunación.

Hepatitis infecciosa canina

También llamada hepatitis vírica canina, está producida por el adenovirus canino tipo 1. Aunque es una enfermedad que afecta con poca frecuencia a nuestros animales, sí puede ser grave en cachorros no vacunados. La forma más frecuente de presentación cursa con uveítis y edema de la córnea, lo que se conoce como “ojo azul”. La forma clásica de la enfermedad suele cursar con fiebre, aumento del tamaño de los nódulos linfáticos, amigdalitis, diarrea, pérdida de peso, hígado aumentado de tamaño y con dolor a la palpación,… En cachorros la enfermedad puede presentarse de forma hiperaguda, falleciendo en poco tiempo.

Enfermedad respiratoria canina

Esta enfermedad también se conoce como complejo respiratorio canino, traqueobronquitis infecciosa canina, o tos de las perreras. Es un proceso respiratorio que afecta fundamentalmente a las vías respiratorias superiores, es autolimitante y suele cursar de manera leve, aunque sí puede ser muy molesto para el animal. Son varios los agentes etiológicos implicados: Bordetella bronchiseptica, el virus de la parainfluenza canina, adenovirus canino tipo 2, Mycoplasma,… Es una enfermedad que afecta principalmente a colectividades, siendo muy habitual el contagio entre animales que pertenecen al mismo grupo de amigos, en residencias caninas o protectoras de animales. El signo clínico más frecuente es una tos seca, que cursa con inflamación de las cuerdas vocales.

Leptospirosis

Esta enfermedad es una zoonosis, por lo tanto se transmite entre animales y personas. La leptospira es una bacteria cuyo reservorio se encuentra fundamentalmente en los roedores, por lo que es más frecuente en perros de zonas rurales. Las leptospiras se excretan por orina de forma intermitente, siendo la principal fuente de contagio. El cuadro clínico más habitual combina una alteración renal y hepática, que puede cursar con fiebre, vómitos, diarrea, poliuria, polidipsia, etc.

Rabia

Aunque en España se considera actualmente erradicada, sigue existiendo en países cercanos como Marruecos, por lo que la vacunación sigue siendo importante. Además la rabia es una zoonosis muy grave, por lo que su prevención sigue siendo fundamental.

El virus de la rabia afecta al sistema nervioso, produciendo encefalomielitis. La infección se produce tras la mordedura de un animal infectado, ya que el virus se encuentra en su saliva. Los signos clínicos más habituales son fiebre, agresividad, irritabilidad, apatía, vómitos, salivación excesiva, fotofobia, dificultad para tragar, parálisis del rostro, convulsiones y parálisis general. Una vez que el perro está infectado no existe tratamiento y el animal fallece, o es necesario recurrir a la eutanasia compasiva.

Como ves, son varias las enfermedades infecciosas que pueden poner en riesgo la vida de nuestros compañeros perrunos, por lo que, ya que tenemos la suerte de que existan vacunas que protegen frente a estas infecciones, debemos vacunar a nuestros perros adaptando el protocolo a cada caso en concreto. Así, de manera general el protocolo vacunal comenzaría en el cachorro en torno a las 6-8 semanas de vida, y con intervalos de 2 a 4 semanas, habría que administrar dos dosis vacunales más, intentando terminar a partir de las 16 semanas de edad, para que no haya interferencia con los anticuerpos calostrales. La revacunación sería cuando el perro cumpliese su primer año de vida, y posteriormente con un intervalo de al menos 3 años, siempre siguiendo las recomendaciones de nuestro veterinario.

¿Conocías estas enfermedades? ¿Tu compañero está vacunado frente a todas ellas? ¡Cuéntanos!