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¿Tu perro arrastra el ano por el suelo? Te contamos sobre las glándulas anales

Este es un motivo frecuente de consulta en el día a día de la clínica veterinaria, y normalmente el propietario refiere que su perro quizás tenga parásitos, pero la causa más habitual suele ser la patología de glándulas anales. Por ello, hoy vamos a contaros aspectos básicos sobre esta zona de la anatomía perruna y sus posibles problemas asociados, ¡no te lo pierdas!

¿Qué son las glándulas anales y cuál es su función?

Los perros y gatos tienen dos glándulas o sacos anales situadas a ambos lados del ano, bajo la piel de la zona. Son dos pequeñas bolsitas que tienen comunicación con el ano, de tal manera que drenan su contenido directamente en él.

El contenido que se almacena en estas glándulas es un líquido de color marrón amarillento, con un olor característico bastante maloliente. Lo normal es que este líquido drene correctamente al ano, y funcione como lubricante en la defecación, por lo que periódicamente las glándulas se vacían sin que produzca ninguna molestia al animal. Otra función es la de información, actuando como señal olfativa para otros animales, de ahí que perros y gatos se huelan entre ellos la zona perianal durante sus procesos comunicativos. En situaciones de estrés o miedo, es habitual que el líquido de las glándulas drene de manera espontánea al exterior, como ocurre en ocasiones durante la consulta veterinaria, y sin duda es una situación que nunca se olvida debido al mal olor de esta sustancia por toda la estancia, ¡incluso en nosotros mismos!

Es cuando el líquido se hace más denso y no puede salir correctamente de las glándulas para realizar su función, cuando podremos ver molestias en el animal y problemas asociados, y será necesaria la intervención del veterinario.

Factores predisponentes

No se conoce la causa de esta patología como tal, pero sí se relaciona con factores predisponentes como un cambio en la secreción de las glándulas, la eliminación crónica de heces blandas y cuadros prolongados de diarrea, disminución del tono muscular en perros pequeños y animales con sobrepeso, incluso se asocia con cuadros de hipersensibilidad alimentaria o atopia.

Signos clínicos para sospechar de problemas de glándulas anales

Son varios los signos que pueden alertarnos: arrastrar el ano por el suelo, picor, lamido más o menos constante de la zona del ano, incluso mordisqueo, dar vueltas sobre sí mismo persiguiéndose la cola, no querer sentarse, dolor al defecar, zona alrededor del ano enrojecida e inflamada, incluso con alguna herida y pus, fiebre y decaimiento cuando existe infección,…

Tres formas de presentación clínica

Se habla de tres situaciones clínicas relacionadas con estas glándulas, que pueden aparecer como consecuencia unas de otras, o coexistir. La impactación se caracteriza porque el líquido se acumula y se vuelve más pastoso, lo que dificulta su expulsión de forma natural, incluso a la presión digital es tan denso que el contenido no sale fácilmente. Por otro lado, la saculitis es la inflamación propiamente dicha del saco anal, y por último está la formación de abscesos y fístulas, lo que se produce por la salida de material purulento con sangre, al presionar el saco anal inflamado.

¿Cómo se trata?

En un primer momento, el veterinario procederá a vaciar las glándulas, haciendo una leve presión con los dedos para facilitar la salida del contenido al exterior, incluso se puede ayudar al vaciado ejerciendo presión desde el interior del ano, introduciendo un dedo. Siempre hay que utilizar guantes y papel o gasas, ya que hay que evitar entrar en contacto con la secreción.

Dependiendo del caso, puede estar indicado realizar lavados de la zona, desinfección local, incluso la administración de antibióticos y antiinflamatorios orales, y cambiar la dieta a una con más fibra.

En los casos más graves, en que se producen recidivas constantes, se puede realizar una saculectomía, que es una técnica quirúrgica que consiste en la extirpación de los sacos anales del perro. Como es una técnica que puede tener complicaciones asociadas, solo se debe realizar en casos en que el tratamiento médico no funciona.

Es importante recalcar que si nuestro perro no tiene ningún problema a la hora de vaciar sus glándulas, no debemos forzar su vaciado manual, ¡ya lo hace él solo de manera natural! En caso de que nuestro perro sí tenga problemas en el vaciado, nuestro veterinario nos indicará cómo realizarlo en casa.

¿Conocías la patología de los sacos anales de nuestros compañeros animales? ¿Alguna vez has tenido que acudir a la clínica veterinaria por este motivo? ¡Cuéntanos!