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Hernias en perros y gatos, ¿cuántos tipos diferentes podemos encontrar?

Si piensas en una hernia, ¿cuál te viene a la cabeza? Seguramente no todos coincidamos, ya que existen varios tipos que afectan a órganos y estructuras en diferentes partes del cuerpo, pero todas tienen un factor común: la salida de material, órgano (o parte de él) de forma natural o accidental fuera de la cavidad que normalmente la contiene. En cualquier caso, es muy importante llegar al diagnóstico lo antes posible, y así poder solucionar la hernia y favorecer que nuestro amigo no se encuentre molesto o tenga dolor.

¿Quieres conocer cuáles son las hernias más frecuentes en perros y gatos? ¡Te lo contamos!

Hernias discales

Estas hernias son las que se producen por salida del material que se encuentra en los discos intervertebrales, por extrusión o protrusión del disco. En ambos casos existe daño medular, como resultado de la compresión medular directa. Hay razas de perros que por su anatomía tienen mayor predisposición a las hernias discales, como los Teckel, pero en realidad cualquier animal puede padecer hernias discales.

La causa de esta lesión puede deberse a la degeneración de los discos, como ocurre en animales mayores, pero también está relacionado con un traumatismo severo que afecte a la zona donde se produce la salida del material discal.

Signos clínicos que nos indican una posible hernia discal son la dificultad en el movimiento, pérdida de coordinación, arrastrar alguna extremidad, dificultad total para caminar, pérdida de sensibilidad en las extremidades afectadas, dolor, incontinencia urinaria, alteración del tono muscular,… todos estos signos dependerán de la zona de la columna afectada y de la severidad de la lesión.

En estos casos, es fundamental acudir rápidamente a la clínica veterinaria, ya que la solución en la mayoría de los casos es quirúrgica, y en ocasiones transcurrido cierto tiempo del origen de la lesión, puede no ser recuperable la función motora, el dolor profundo, etc.

Hernia umbilical

Este tipo de hernia suele observarse en animales muy jóvenes, ya que se relaciona con el corte incorrecto del cordón umbilical tras el nacimiento. En estos casos no hay un cierre completo de la cavidad abdominal, y suele quedar un poco de tejido graso en la hernia, que hace que en la zona abdominal donde estaba el cordón umbilical, aparezca un bulto. Esta protuberancia no suele ser dolorosa ni crear ningún problema al animal, no obstante, puede solucionarse quirúrgicamente una vez que el animal crece.

Hernia inguinal

En este tipo de hernia, existe un defecto en el anillo inguinal, a través del cual puede pasar contenido abdominal. El origen puede ser congénito, pero también adquirido, relacionado con alguna presión sobre el anillo inguinal, un traumatismo, etc.

En ocasiones es una hernia muy pequeña y apenas se aprecia, pudiendo notar un pequeño abultamiento en el abdomen cercano a la ingle. En otros casos, la hernia es severa, siendo varios los órganos implicados: intestino, útero, vejiga, grasa, etc.

Además, es importante saber que algunas hernias pueden estrangularse, lo que interrumpe la irrigación de los órganos afectados, siendo muy grave y generando mucho dolor al animal. Ya sabes, si de repente observas alguna protuberancia que antes no estaba en la zona de la ingle de tu mejor amigo, ¡corriendo al veterinario!

Hernia diafragmática

Cuando existe entrada de vísceras de la cavidad abdominal a la cavidad torácica, hablamos de hernia diafragmática. Este tipo de hernia puede ser congénita, pero también puede producirse por un traumatismo severo, como un atropello o una caída desde cierta altura. La migración de órganos del abdomen al tórax se produce por la rotura de la pared muscular que los separa en las diferentes cavidades: el diafragma.

Ante una hernia diafragmática aguda, los signos clínicos típicos que podemos ver están relacionados con la dificultad a la hora de expandir los pulmones durante la respiración, por tanto, cuando el animal llega a la clínica es habitual observar dificultad respiratoria, una respiración superficial y rápida, posturas que intentan compensar esa dificultad respiratoria, como extensión de cuello o cabeza, etc.

En otros casos, la hernia diafragmática puede no detectarse según se produce, y que sea diagnosticada pasado un tiempo. En este caso, los órganos abdominales que se encuentran fuera de su cavidad normal, pueden estar adheridos a cavidad torácica, vean comprometida su irrigación, o el animal muestre síntomas asociados al digestivo, como vómitos, pérdida de apetito, apatía… La solución es quirúrgica, con el fin de recolocar los órganos afectados en su posición anatómica correcta, y proceder a la reconstrucción del diafragma.

Como ves, son varios los tipos de hernias que pueden desarrollar nuestros animales. ¿Conocías todas? ¿Alguna vez tus compañeros de vida han padecido alguna de ellas? ¡Cuéntanos!

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